Porque algún día
los ángeles, los arcángeles,
los querubines
y hasta el mismísimo dios
dejarán caer su diarrea a la tierra,
y el Apocalípsis no será ya un temor
con aroma a lejano,
sino una realidad
de rancio olor.
Porque algún día
Satanás se masturbará frenéticamente,
y al acabar
la ciudad se inundará en su semen,
y ya no habrá tiempo para
perdonar ni pedir perdón,
sino para entregarse por completo
a la destrucción total.
Porque nada habrá cambiado
para ese momento,
y lo que fue
ya no será, nunca más.
Nada más
ni nada menos
que por todo eso,
esta noche
me voy a dormir tranquilo...
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